lunes, julio 02, 2007

La creciente deuda con René Bejarano

En el plañidero y multitudinario recordatorio de su derrota electoral que, a sabiendas de que miente, insiste en presentar como “fraude” o “despojo”, Andrés Manuel López Obrador volvió a quedar en deuda con el individuo a quien tanto le debe y que encarna lo mejor y lo peor de quienes le profesan lealtad personal, ideológica y política.

Se trata de René Bejarano, el ex secretario y operador particular del entonces jefe de Gobierno, que fue a la cárcel por una sola causa: acarrear dinero sucio para las campañas del PRD en la capital.

Denostado y expulsado del partido por haber recibido inexplicables fajos de dólares de Carlos Ahumada, el fundador de la corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN) no solamente ha mantenido su fidelidad a López Obrador, sino que ha seguido trabajando para él, primero en la celda que ocupó y luego desde su modesta (de verdad modesta) casa.

Más: participó en la organización de las movilizaciones de 2005 contra el desafuero.

Más: su agrupación fue decisiva en la preselección de la candidatura y triunfo de Marcelo Ebrard en la jefatura de Gobierno del DF.

Más: fue determinante en las movilizaciones poselectorales y el plantón Zócalo-Periférico que ordenó López Obrador.

Más: la concurrencia en la marcha y el mitin de ayer no habrían prosperado sin su activismo estratégico.

Más: para que no haya dudas, el propio René Bejarano reapareció el sábado en público, trabajando para… López Obrador.

No lo hacía desde noviembre de 2004 cuando fue a prisión, pero tampoco desde julio de 2005, en que recobró su libertad.

Se animó a salir de su ostracismo formal para conducir los trabajos de la IDN rumbo al Congreso Nacional del PRD, con el propósito de fortalecer la postulación del candidato de López Obrador a la dirigencia nacional del partido: el ex jefe de Gobierno, Alejandro Encinas.

¿Por qué a Bejarano su líder y guía no le concede un reconocimiento público, si no mayor, al menos parecido al que le hizo en el Zócalo a otro de los implicados en el acarreo de dólares, como es el ex delegado en Tlalpan, Carlos Ímaz, a quien hace un año le confirió la distinción de trabajar para su República patito?

La gratitud, sin embargo, no está entre las virtudes de López Obrador. Basta recordar que culpó inclusive a quienes acudieron a las casillas como sus representantes de haberse “vendido” para alterar los resultados.

No es ética la conducta vergonzante del PRD y menos aún la del “Presidente” pirata frente a los servicios que requieren de y que les ha prestado y sigue prestándoles René Bejarano.

En el primer aniversario del fracaso a que lo condujo su descomunal soberbia, López Obrador debiera tirar línea, sí, pero no sólo contra la propuesta fiscal de Calderón, sino para enfrentar la inmoralidad crónica en que se debate un movimiento que a tantos timó con el señuelo de “la esperanza”.

Carlos Marín - 30

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